
Echemos un vistazo a algunas de las formas que se cree que ayudan a reducir el riesgo de desarrollarlo desde el principio.
Los estudios han sugerido que ciertos compuestos que se encuentran en los alimentos, como el licopeno de los tomates y las isoflavonas de la soja, tienen el potencial de reducir el riesgo e incluso podrían ayudar a prevenir algunos cánceres de próstata. Los científicos también están intentando desarrollar compuestos relacionados que sean aún más potentes y puedan utilizarse como suplementos dietéticos. Pero hasta ahora, la mayoría de las investigaciones sugieren que una dieta equilibrada que incluya estos alimentos, así como otras frutas y verduras, probablemente sea más beneficiosa.
Una vitamina que puede ser de vital importancia para reducir el riesgo de cáncer de próstata es la vitamina D. Algunos estudios han descubierto que los hombres con altos niveles de vitamina D parecen tener un menor riesgo de desarrollar las formas más letales de cáncer de próstata.
Algunas investigaciones también han descubierto que los hombres que toman regularmente ciertos medicamentos durante un periodo prolongado de tiempo, como aspirina o estatinas para reducir el colesterol, podrían tener un menor riesgo de padecer o morir de cáncer de próstata.
A continuación, se enumeran algunos de los diversos tratamientos disponibles para el cáncer de próstata.
Los avances tecnológicos permiten dirigir la radiación con mayor precisión que en el pasado. Los métodos actuales, como la radioterapia conformada (CRT), la radioterapia de intensidad modulada (IMRT) y la radiación con haz de protones, están ayudando a los médicos a evitar al máximo la administración de radiación a los tejidos normales. Se espera que estos métodos aumenten la eficacia de la radioterapia al tiempo que reducen los efectos secundarios.
La tecnología también está haciendo más eficaces otras formas de radioterapia. Los nuevos programas informáticos permiten a los médicos planificar mejor las dosis de radiación y los enfoques tanto para la radioterapia externa como para la braquiterapia. En la actualidad, la planificación de la braquiterapia puede realizarse incluso durante la intervención (intraoperatoriamente).
Los investigadores están estudiando nuevas formas de tratamiento del cáncer de próstata en estadios iniciales que podrían utilizarse como primera línea de tratamiento o después de una radioterapia infructuosa. Un tratamiento, conocido como ultrasonidos focalizados de alta intensidad (HIFU), destruye las células cancerosas calentándolas con haces ultrasónicos muy focalizados. Este tratamiento se utiliza desde hace tiempo en algunos países y ahora está disponible en Estados Unidos. En la actualidad se está estudiando su seguridad y eficacia generales, aunque la mayoría de los médicos de EE.UU. aún no lo consideran un tratamiento de primera línea probado para el cáncer de próstata.
Muchos estudios han analizado los posibles beneficios de nutrientes específicos, a menudo en forma de suplementos, para ayudar a tratar el cáncer de próstata. Algunos de los compuestos estudiados son los extractos de granada, té verde, brócoli, cúrcuma, linaza y soja.
Un estudio ha descubierto que los hombres que deciden no someterse a tratamiento para su cáncer de próstata localizado pueden ralentizar su crecimiento con cambios intensivos en su estilo de vida. Los hombres del estudio seguían una dieta estrictamente vegana y hacían ejercicio con frecuencia. También participaron en grupos de apoyo y en yoga. Al cabo de un año, los hombres observaron, de media, un ligero descenso de su nivel de PSA. Sin embargo, no es concreto si este efecto durará a largo plazo, ya que el informe sólo hizo un seguimiento de los hombres durante un año. Además, el régimen puede resultar demasiado duro y exigente para algunos hombres.
En los últimos años se han desarrollado varias formas nuevas de terapia hormonal. Algunas de ellas pueden ser útiles cuando las formas estándar de terapia hormonal ya no funcionan. Algunos ejemplos son la abiraterona (Zytiga), la enzalutamida (Xtandi) y la apalutamida (Erleada). También se están estudiando otros.
Los inhibidores de la 5-alfa reductasa, como la finasterida (Proscar) y la dutasterida (Avodart), son fármacos que bloquean la conversión de testosterona en dihidrotestosterona (DHT), que es más activa. Estos fármacos se están estudiando para tratar el cáncer de próstata, ya sea para ayudar en la vigilancia activa o si el nivel de PSA aumenta tras una prostatectomía.
Los médicos mejoran constantemente las técnicas quirúrgicas utilizadas para tratar el cáncer de próstata. El objetivo es extirpar todo el cáncer reduciendo al mismo tiempo el riesgo de complicaciones y efectos secundarios de la cirugía. Aunque se trata de un método de tratamiento invasivo, puede salvar la vida si fallan todos los demás métodos de tratamiento.
Como todos los tipos de cáncer, el de próstata puede ser mortal si no se trata durante demasiado tiempo. Puede que no se manifieste durante algún tiempo, por lo que es posible que ni siquiera sepa que lo tiene hasta que aparezcan los distintos síntomas, como disfunción eréctil o sangre en la orina. Para entonces, el estadio del cáncer puede haber progresado. Por eso es fundamental hacerse pruebas periódicas para detectar el cáncer de próstata.
Además, cuando se trata de mezclar métodos de tratamiento, es importante que los hombres hablen primero con su equipo sanitario. Ellos pueden ayudarle a decidir cuáles puede utilizar de forma segura con el tratamiento que le han recetado.